“Los derechos humanos no pueden permanecer anclados a las reglas de la legislación, sino que deben ser el punto de partida y de llegada de la continua transformación cultural”, coincidieron los juristas Jorge Olvera García, César Camacho Quiroz y Rafael Estrada Michel al comentar el libro “Constitución y Derechos Humanos. Orígenes del control jurisdiccional”, del doctor Manuel González Oropeza.
En la presentación virtual de la obra editada por la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (Codhem), presidida por el ombudsman Jorge Olvera, el autor Manuel González Oropeza resaltó que “Los derechos humanos son de importancia constitucional o de importancia del derecho internacional, no de la legalidad: están más allá de la ley”, y esa es la pretensión de la reforma constitucional de 2011 en México, al artículo primero, porque “en eso consiste la progresividad de los derechos humanos”.
México, dijo, “tiene mucho que decir en la interpretación de principios que pueden o no estar implícitos en la Constitución, pues los derechos fueron reconocidos desde 1917, pero la Suprema Corte de Justicia de la Nación no ha podido desprenderse de que sólo se derivan de normas específicas contenidas en la ley”.
En su intervención, el presidente de la Codhem detalló que, en siete capítulos, el autor “aporta información muy valiosa para la comprensión histórica de la protección jurisdiccional de los derechos humanos, incluyendo los ejemplos que invitan a reflexionar y generar nuevas ideas”.
Consideró como “piedra angular” la reflexión acerca de que “el poder debe utilizarse para incidir positivamente en la vida de las personas, para acrecentar su bienestar y sumar a su felicidad social”, lo cual debe ser tomado en cuenta por los gobiernos actuales y futuros, así como por “quienes aspiren a gobernar u ostentar un cargo público”.
Al señalar la pertinencia del texto ante el momento histórico que vive el Estado de México –pues se trabaja en una reforma profunda de la Constitución local-, expresó que los poderes e instituciones públicas, organismos autónomos y sociedad, tienen el deber de observar los derechos que no se han garantizado y enunciarlos: “tenemos que incluirlos en el nuevo marco constitucional local, esta es la vía para estimular su respeto, garantía y pleno disfrute”, subrayó Olvera García.
En su participación, el presidente de El Colegio Mexiquense, César Camacho Quiroz, explicó que los derechos humanos “son la contraparte de la autoridad, de la o las personas que pueden atentar contra un derecho consagrado”, y México tiene tradición con más de 170 años en la consagración de un término que recoge el Acta Constitutiva de la Reforma de 1847 y que perfila lo que la Constitución de 1857 describe como “derechos del hombre”, el cual fue rescatado en 2011 con la reforma constitucional en la que fueron reconocidos los derechos humanos, es decir, nos adelantamos a la legislación de muchos países del orbe”.
La aportación de González Oropeza, dijo, es que “nunca se agotarán los mecanismos para defender los derechos humanos, por ello surgieron los organismos autónomos en los tres ámbitos de gobierno”; además puntualizó que los derechos humanos “no son una cuestión de moda, sino un asunto de vida” y no dejará de abrazar esta causa “ante la evidente resistencia de algunos sectores, a veces explícita y otras disfrazada, ya que se debe lograr un cambio actitudinal, de mentalidad y de visión para asumir el respeto”.
El doctor Rafael Estrada Michel, investigador y catedrático en varias universidades, calificó este ejercicio como “un auténtico taller de las ideas” y destacó que, “si no se tiene la perspectiva histórica del derecho, se puede carecer de una idea del derecho como fenómeno total e integral”; sin embargo, aseguró, Manuel Oropeza “ilustra los variados campos del ordenamiento, tan importante o más, como la perspectiva de derecho comparado entre ordenamientos cronológicamente simultáneos.
“Es un deleite, en efecto, percatarse de que los derechos humanos no nacieron por concesión voluntarista de poder alguno ni aún por mera y supuesta vocación de progreso, en el largo y sinuoso camino de la civilización; como decía el Dr. Camacho: “hay mucho más de reconocimiento que de otorgamiento en los derechos humanos…”, pues hay raíces más profundas no en el poder, sino en las organizaciones sociales, para mejorar sus condiciones de vida, finalizó.
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